jueves, 17 de mayo de 2007

Reseña historica de la Tinta (I)

Llamamos tinta a aquella preparación liquida o solida con la cual podemos trazar, sobre una superficie adecuada, trazos o caracteres de color distinto al del fondo, resistente y permanente y de secado relativamente rápido. La palabra procede del latín, del verbo tingere, teñir.

Aunque los romanos la denominaban encaustum, el verdadero nombre de la tinta de escribir fué atramentum librarium o scriptorium. Si tenemos en cuenta que atramentum viene de ater (negro) podemos pensar que era tinta de color negro.

Las primeras noticias que tenemos sobre su uso se pierden en la noche de los tiempos, ya que parece ser que fue usada en China durante el reinado del Emperador Houangti (2697 - 2597 A.C.) siendo su descubridor Tien - Tschen, aunque al parecer no seria este país, si no India la patria de aquella tinta.

Por otro lado se dice que en 620 A.C. el Rey de Corea mandó como regalo al entonces Emperador de China unos trozos de dicha tinta y que los chinos trataron de imitar, sin conseguirlo adecuadamente hasta después de quince siglos, aproximadamente en el siglo IX, conociéndose a partir de ese momento como Tinta China.

El uso de la tinta para escribir sobre pergamino nos lleva a Egipto, a unos 2000 años A. C. y al parecer estaba hecha con polvo de carbón mezclado con agua y goma arábiga.
En Grecia y Roma se preparaba de diversas formas según nos consta por personajes como Dioscórides, Plinio, Cicerón, etc., pero siempre teniendo como base el negro de humo. A este componente se le añadía agua y goma en diversas proporciones, o tinta de sepia, o sangre y tinta de sepia.

Los hebreos también la conocían según sabemos por Jeremías que la cita con el nombre de deio, mencionándose también en el Pentateuco, debiendo ser corriente su uso en la época de Moisés.

En las ruinas de Herculano se han encontrado papiros con la escritura totalmente inalterada.

Suponemos que ya en el siglo II A.C. era conocida la propiedad del ácido tánico de colorearse con las sales férricas, pues Plinio nos transmite que al cocer nueces de agalla o de granado, con sal de hierro, se obtenía un liquido de un fuerte color negro; también se escribía con el liquido resultante de cocer nueces de agallas, pasando después sobre lo escrito una solución de sal cúprica que contuviera hierro, de donde se obtenía un color negro intenso.