miércoles, 12 de agosto de 2009

Ebonita – Vulcanita

Charles Goodyear fue el inventor de este polímero en 1839, aunque fue patentada por primera vez en Inglaterra en 1843 por Thomas Hancock, unas pocas semanas antes de que lo hiciera Charles Goodyear. En 1851, su hermano Nelson Goodyear la patentó en los Estados Unidos.
Debido a sus excelentes propiedades a la hora de trabajar al torno, y a que la estructura cristalina que le confiere el azufre, hacen que la ebonita tenga gran impermeabilidad ya que prácticamente no tiene absorción de agua, este material fue el usado en el nacimiento de la estilográfica; en principio liso y de color negro, después guillocheado con diversos motivos para darle "otro aire" y finalmente mezclado con pigmentos de diversos colores entremezclados con negro, acabó sucumbiendo en la década de 1920 ante la aparición del celuloide, ya que la bellísima gama de colores aportado por éste, logró que poco a poco se fuera abandonando el uso mayoritario de la ebonita para la producción de estilográficas; desde hace unos años se ha vuelto a recuperar su uso.

De un libro 1959 (Proceso de fabricación)
"La ebonita es prácticamente lo mismo que la vulcanita, consistiendo la diferencia principal en los colorantes empleados.
Para preparar la ebonita o vulcanita, se mezcla caucho con azufre en una maquina trituradora, y cuando la masa sea bastante homogénea se echa en moldes de la forma deseada hechos de escayola o de cualquier otro material que no se convine con el azufre, y se somete, en una caldera de vapor, a una temperatura de 155º C y a una presión de 2,4kg., por centímetro cuadrado, durante 2 horas.
Se saca la ebonita de los moldes, se alisa y se pulimenta como si fuera marfil.
Un 30% de azufre a 158º C durante dos horas, da lugar a una ebonita o vulcanita de igual dureza que el marfil.
Mientras menor es la proporción de azufre en el caucho, y más baja la temperatura empleada, más blando y elástico resulta el material.
Así, un 10 ó 15% de azufre a una temperatura de 132 a 135º C durante 4 horas, da goma elástica. Por otro lado, la aplicación de calor sin presión de vapor es suficiente para vulcanizar la mezcla, pero el resultado es peor, por quedar la masa porosa.
Las mejores clases de ebonita presentan fractura brillante que recuerda a la del azabache, mientras que las de inferior calidad tienen fractura mate.
La ebonita expuesta al aire húmedo o al sol se vuelve porosa y conductora; como mejor se conserva es en sitios secos y oscuros. Con el calor se reblandece y deforma. Para evitar que pierda aislamiento por oxidación del azufre, se lava de cuando en cuando la ebonita con agua hirviendo, después con agua destilada y se seca. Tratándose de climas húmedos, lo mejor para conservar bien la ebonita es cubrirla con laca o parafina.
Pulimento: Se empieza por hacer desaparecer todas las señales producidas por las herramientas, con papel de esmeril; después con un trozo de fieltro cargado de polvos de piedra amoladora y agua, se frota bien toda la superficie de ebonita, y a continuación se vuelve a frotar con otro fieltro lleno de trípoli y aceite; hay que procurar no ejercer una presión excesiva para no quemar la superficie de la ebonita, que quedaría sin poder tomar ya un buen pulimento."
En la imagen, dos trozos de ebonita con mezcla de pigmentos rojos y verdes.