domingo, 29 de enero de 2012

Yo Confieso (Jo Confesso), 2011, de Jaume Cabré

Adrìa Ardèvol es el protagonista de esta historia que, en honor a la verdad, me sacó de mis casillas durante una buena parte de las páginas leídas; pestes se ganaron tanto el autor, Jaume Cabré, como los críticos que elogiaban este texto, pero he de reconocer que al final ellos tenían razón y que Jaume Cabré es un escritor que, al menos con esta obra, trasciende de la literatura contemporánea catalana y española y debería tener un lugar preponderante en la literatura universal.
Me descubro pues ante Jaume y le pido perdón por los improperios que mentalmente le “regale” durante la lectura de Yo Confieso, obra editada por Editorial Destino.
¡Sencillamente es excepcional!
Como creo que es absolutamente imprescindible que cada uno debe descubrir este libro por si solo, únicamente comentaré que, además de Adrìa y de un entorno familiar que le marcará toda la vida, asistiremos a la historia de un violín desde los momentos en que se corta la madera (y el como y el por que) que se empleará en su construcción, hasta su llegada a manos del protagonista; unos 250 años de vida de este instrumento que, en más de una ocasión, será motivo de un derramamiento de sangre.
Jaume… GRACIAS!
En este libro encontramos en muchas ocasiones frases que tienen que ver con el mundo de las plumas, la tinta y la escritura, como son algunas de las que figuran a continuación.

“J’ai perdu la pluma dans le jardin de ma tante no es francés. ”
“Abrió una: contenía una pluma de oro con plumilla de oro.”
“…y tiraron el tintero al suelo, todavía se nota la mancha, ¿lo ve?”
“…que estaba en blanco, escribió con su caligrafía más ceremoniosa…”
“…el papel con las palabras, el trazo, el gesto y la tinta, que es el elemento material…”
“…dos amarillentas holandesas, una medida de papel en desuso hoy en día, escritas con tinta y cuya caligrafía reconocí…”
“…me animaba a renunciar a la insana costumbre de escribir a mano, a estilográfica concretamente.”
“Estos papeles son la realidad de una escritura caótica hecha de muchas lágrimas mezcladas con un poco de tinta.”
“Retiro las hojas escritas, el tintero y el recado de escribir y miro por la ventana”