Esta novela, editada en España por Roca Editorial en el año 2010, es la encantadora historia de la niña de 11 años Calpurnia Tate, que entre 1899 y 1900, época en la que se desarrolla el relato, lucha por encontrar su identidad en una plantación de algodón de Texas, propiedad de su familia.
Calpurnia, sagaz observadora de su entorno, consigue vencer el miedo que supone acercarse a ese ser un tanto lejano que es su abuelo, logrando su complicidad y, alentada por el método de trabajo científico que éste le enseña, aprende a distinguir pormenorizadamente el mundo infinito que la rodea.
Siendo la única niña de una familia de siete hermanos, su madre quiere hacer de ella una señorita al uso en esos años, que sepa cocinar, coser y tocar el piano a fin de conseguir un marido que garantice su futuro.
Tan brusco giro en su vida y el despertar a la sexualidad de sus hermanos varones, confunde y a la vez desespera a esta jovencita, que espera que la venida del nuevo siglo traiga un cambio real de costumbres que le ayuden a alcanzar sus sueños.
La novel autora Jacqueline Nelly sabe combinar, a la perfección, los sentimientos de una importante etapa de la vida, con la sabiduría que emana el abuelo y los toques de humor que aportan el resto de la familia.
En este libro se emplea un tipo de letra para desarrollar la historia y otros dos diferentes, uno para textos de Calpurnia y otro para escritos del abuelo, semejando letras manuscritas; además hace varias referencias a la escritura, a la tinta y a las plumas y por ello figura entre nuestros libros escogidos, de entre cuyas frases hemos elegido algunas como estas:
“…mientras escribía en el libro de cuentas, su pluma de acero chirrió sobre el papel.”
“Después me pasó la pluma.”
“En la clase de caligrafía del colegio, acabábamos de ascender del lápiz a la tinta hacía muy poco…”
“Él mojó su pluma, hizo una pausa y contempló el vacío, volvió a mojar la pluma y escribió con su caligrafía arcaica…”
“…saqué un plumín nuevo y mi caja de papel satinado…”
“…así que deje de lado la tinta negra y cogí la botella de tinta roja. Mojé la pluma en el líquido y escribí despacio y con cuidado.”