domingo, 10 de enero de 2010

Influencia del afilado interior del punto de iridio del plumín - Influence of the internal grinding of iridium point nib

Hay que tener en cuenta que estos ejemplos se refieren a plumines nuevos o que están perfectamente, es decir, que no han tenido percances como caidas, excesos de presión a la hora de escribir o torsiones debidas a algún descuido a la hora de cerrar la pluma; en estos casos, los problemas de escritura hay que buscarlos en la pérdida de la curvatura del plumín y por tanto, de la separación de las dos semiesferas de iridio, cuya solución pasa por una nueva conformación del plumín para darle la curvatura original o la más próxima a ella.
En algunas y contadas ocasiones podemos encontrarnos con un plumín que no va bien, que rasca o que no escribe, debido a que la tinta no llega al papel.
Vamos a ver como el afilado del punto de iridio de nuestro plumín tiene mucho que ver en estos problemas, y que cuando se dan, la mayoría de las veces no podemos hacer nada para solucionarlos, debiendo enviar la pieza al fabricante para su cambio o a un profesional que disponga de los medios y los conocimientos necesarios para eliminar estos “fallos”.
Recordamos que en nuestro artículo “Fabricación de un plumín”, en su apartado 7 decíamos: Después sigue el afilado y pulido del punto de iridio que hará posible una escritura perfecta.
Como podemos apreciar en la imagen, en la representación esquemática número 1 de un punto visto de frente, el radio de pulido interior del punto es el apropiado para que la tinta entre en contacto con el papel.
En el caso número 2, se observa como ese radio interior es demasiado grande, por lo cual es físicamente imposible que la tinta llegue a alcanzar el papel y por tanto a poder escribir con él; en este supuesto, no tenemos otra solución que el cambio de plumín o bien quitarle el iridio y que nos pongan un iridio nuevo que cumpla el punto número 1.
En la representación número 3, vemos que el afilado interior es prácticamente inexistente o es muy pequeño; ello derivará en el consabido y molesto rascar de nuestro plumín; aquí si podemos, incluso nosotros mismo, con un poco de pericia y paciencia, ponerlo a punto mediante el uso de una “Piedra de Arkansas”; si no lo tenemos muy claro es mejor dejarlo en manos de un especialista para que nos “afine” el punto.
Recordaros que “los experimentos hay que hacerlos con gaseosa” y que es bueno usar plumines sin valor para ir afianzándonos en el proceso y no cargarnos una pieza de valor que en el mejor de los casos, tendrá una reparación costosa.