Ha llegado a nuestras manos la edición anticipada de una novela próxima a lanzarse al mercado; se trata de Las Cien Voces del Diablo, de la cubana afincada en España, Ana Cabrera Vivanco y editado por Editorial Grijalbo.
Desconocedores de su anterior obra, nos sorprendió la excelente trama, los diversos giros que llevan a su ávida lectura, la sabia construcción de sus personajes, el dominio de la palabra y el ritmo de la historia; todo esto hace que celebremos como lectores, el descubrimiento de esta autora que, consideramos, nada tiene que envidiar a otras grandes plumas del panorama narrativo hispano-americano, que acreditan premios literarios de reconocido prestigio.
La historia transcurre en Cuba a lo largo de unos 30 años, teniendo su inicio un año después del final de la Guerra de Independencia cubana, del Reino de España.
Los amores desatados en un pequeño pueblo, con su amasijo de mentiras y tentaciones, sus devaneos sexuales y su hipocresía, ven el nacimiento de un niño, al que llaman Lucifer, cuya vida será una irremediable tragedia.
En un relato arrollador y sensual, con mucha pasión y secreto, señalamos algunas de las frases relacionadas con el mundo de las plumas, y apuntamos un final realmente inesperado donde el protagonismo de la estilográfica queda patente y del cual no vamos a comentar nada, dejando que cada uno lo descubra por si mismo:
“Decidida a consolarlo, se armó de pluma y papel y…”
“¿Como sabes que es de urgencia si no aprendiste a leer? Porque se nota a las claras en la prisa de la letra.”
“Por las cartas percibió como se fue haciendo adulta a medida que la letra se le iba perfilando y sus rasgos…”
“…no le cupieron dudas: una pluma sórdida, desconocida, había tenido…”
“…no reconoció de inmediato la letra de rasgos nerviosos y alargados…”
“Mejor déjeme la estilográfica y le pongo por escrito lo arrepentido que estoy.”
“…con el punto de una pluma estilográfica.”