Mario Benedetti cosechó con su tercer libro, titulado Poemas de la oficina (1953-1956), su primer gran éxito como escritor; a partir de la anodina existencia que se desarrolla en las oficinas, Benedetti rescata las pequeñas anécdotas, los sentíres mundanos de quienes durante muchas horas al día dejan su agudeza visual entre cifras y ordenes de algún jefecillo mediocre, de mezquina y gris vida burocrática y nos acerca a los pensamientos que vagan en busca de un lugar común, que es el de todos nosotros, haciéndonos partícipes de los sueños y anhelos que fluyen con la misma ligereza que la pluma se desliza por el papel.
Recordemos que cuando se publica esta obra Mario Benedetti atesoraba 22 largos años de vagar por diversas oficinas y es desde su propia experiencia que nos regala esos pensamientos, esos devaneos metales que el convierte en magistrales poemas.
Algunos de ellos hablan de plumas, de escritura, de tinta… y eso los hace dignos de figurar en nuestra selección de textos; en primer lugar hemos decidido acercarnos a Cuenta Corriente, pero próximamente iremos publicando otros “Poemas de la oficina”.
CUENTA CORRIENTE
Usted que se desliza
sobre el tiempo,
usted que saca punta
y se persigna,
usted, modesto anfibio,
usted que firma con mi pluma fuente
y tose con su tos y no me escupa,
usted que sirve para
morirse y no se muere,
usted que tiene ojos dulces como el destino
y dudas que son cheques
al portador
y dudas
que le despejan Life y Selecciones,
¿cómo hace noche a noche
para cerrar los ojos
sin una sola deuda
sin una sola deuda
sin una sola sola sola deuda?