
En sus páginas se narra de forma amena la vida de Pedro de Braganza y Borbón quien, a la edad de 23 años, se convertiría en el primer Emperador de Brasil con el nombre de Pedro I, y el promotor de su independencia de Portugal.
Vividor sin mesura y mujeriego empedernido, acaba uniendo su vida a Leopoldina de Austria, mujer culta y preparada, serena y virtuosa, que jugaría un importantísimo papel en el reinado de su marido, del que estaba profundamente enamorada, ayudando a redactar leyes e incluso la constitución del nuevo país.
Mientras tanto Pedro I, después de regar durante años los vientres de las mujeres que le placían y atesorar una buena colección de hijos, la relega del todo cuando conoce a la ardiente Domitila de Castro a quien convierte en su amante y que sería el motivo de su decadencia popular y política.
Entre otras frases, seleccionamos alguna que interesa por su contenido:
“Leopoldina descartó de un plumazo…”
“Consciente de la urgencia del momento, pidió papel y tinta…”
“No dejó nada en el tintero, contó en detalle…”
“Hasta a mi pluma le cuesta escribir estas palabras – decía-.”
“…en la pluma de alguien que se había desmandado tanto…”
“…se sometió pacientemente a hacer de escribano mientras…”
“Hincó la plumilla en el frasco de tinta y escribió…”