Durante el desarrollo de la II Guerra Mundial, los aliados mantuvieron una serie de ataques feroces para intentar bajar el rendimiento de la producción armamentística alemana, destruyendo fabricas y centrales eléctricas, entre otros objetivos básicos.
Uno de esos ataques se produjo en la noche del 17 de Mayo de 1943, del que se cumplirán próximamente 70 años.
El escuadrón 617 de la RAF, compuesto por bombarderos Lancaster especialmente modificados, a las órdenes del Teniente Coronel Guy Gibson, atacó las presas de Möhne y Eder utilizando unas bombas, diseñadas por el ingeniero aeronáutico Barnes Wallis, llamadas Bombas de Rebote.
Estas bombas, de forma circular y efecto rotatorio, se lanzaban desde baja altura y saltaban sobre la superficie del agua, explotando según se iban hundiendo al pie de las presas; en la de Möhne destruyeron un lienzo de 90 metros, y en la de Eder, con sus 27 km., siendo la más grande de Europa, lograron su completa destrucción junto a su estación eléctrica.
Estas dos acciones arrasaron los valles del Ruhr y del Eder, calculándose la muerte de unas 1.500 personas, inundando e impidiendo, además, el normal desarrollo de la maquinaria de guerra teutona.
En la imagen podemos ver al Teniente Coronel Guy Gibson, ante una fotografía de la presa de Möhne, dejando su firma con ayuda de una estilográfica, sobre la parte destruida con su ataque.