Hoy se cumple el 129 aniversario de la concesión de la patente sobre el alimentador a Lewis Edson Waterman, padre de la pluma estilográfica tal y como la conocemos en la actualidad.
Recorriendo las hemerotecas hemos hallado un artículo publicado en Mundo Gráfico, del año 1934, en el que se recuerda que en esa fecha se cumplía el 50 aniversario; como lo hemos encontrado os lo transcribimos.
El Cincuentenario de un Gran Invento
El día 12 de Febrero se cumplen cincuenta años de la invención de la primera pluma-fuente práctica, por míster L. E. Waterman, de Nueva York. Todos nosotros sabemos el beneficio que este maravilloso invento ha reportado a la humanidad. Y bien pocos sabrán, seguramente, en qué consistió la base de la invención de la primera pluma-fuente práctica. Una de las dificultades mayores consistía en hacer llegar de una forma continuada la tinta desde el depósito hasta la punta de la plumilla en cantidad suficiente para escribir. Waterman lo resolvió fundándose en la ley física de la capilaridad (capilar, derivado de cabello), que hace que un líquido, en contacto con un tubo de diámetro infinitamente delgadísimo, siga por el mismo, incluso en sentido vertical. Construyó, pues, una pieza de unión. Llamada conducto, entre el depósito de la tinta (el mango) y la plumilla, con ranuras finísimas, por las cuales se desliza la tinta, suministrando a la plumilla continuamente la tinta que precisa para escribir. Esta fué la base principal del nuevo invento, bajo el cual vienen construyéndose hasta nuestros días las plumas estilográficas. Otras innovaciones y perfeccionamientos, cada uno de los cuales podrían igualmente calificarse de inventos, fueron añadiéndose en el transcurso del tiempo por Waterman a su pluma-fuente original, hasta llegar a hoy día a las modernísimas y perfectas plumas estilográficas que llevan su nombre.
El uso de la pluma-fuente se ha popularizado de tal suerte, que ha llegado a ser un instrumento no solamente apreciado, sino indispensable en la vida moderna y en todos los países, por lo cual, al recordar el invento de la primera pluma-fuente práctica, debemos expresar nuestra admiración a su inventor, míster L. E. Waterman.