Publicado por Ediciones B, Detrás de la Lluvia, del autor Joaquín M. Barrero nos transporta a Lena, Asturias, donde encontramos a José Manuel, un niño que se ve desplazado en su propio hogar, con un padre hundido en la búsqueda de un hipotético tesoro oculto en una cueva, con la idea de sacar adelante a su familia ya que su sueldo como minero no alcanza para los más elementales gastos.
La historia nos llevará a su ingreso en el Seminario de Valdedios y a los años de la República en que todo lo que huele a cura, monja o religión no se libra de la persecución, salvándose de la muerte gracias a la intervención de un miliciano.
Años más tarde, tiene la oportunidad de devolverle el favor al llevarlo del hospital en que está ingresado y de donde le iban a sacar para fusilarlo, instalándolo con una familia adicta al régimen franquista, hasta su total recuperación.
La novela nos trasladará desde las verdes colinas asturianas a los fríos hielos del invierno ruso, pasando por Marruecos, Francia, Alemania… veremos parte de la historia de la División Azul y la vida en Tercio de la Legión… sufriremos la dura vida de los mineros y entraremos en los miedos, dudas y sensaciones de un joven que se inicia en la vida; todo ello de la mano de Corazón Rodríguez, el detective ya conocido de otras novelas anteriores, que se remontará en sus investigaciones hasta el año 1928.
En sus páginas encontraremos algunas partes en que nos habla de plumas y escritura, como son:
“Estuvo escribiendo pulcramente sobre un folio con su pluma estilográfica Waterman negra y con plumín dorado.”
“- ¿Qué mira usted, cabo?
- Perdone, señor. Miraba la pluma.”
“Si quisiera saber algo más, escríbame a esta dirección y, claro, a mi nombre italiano. Me gusta la comunicación postal. Es más entrañable”
“- Bonita pluma.
- Sí – dijo melancólicamente -. Un recuerdo de un oficial alemán”