Birmingham, Berlín, Nueva York y Boulogne Sur Mer, monopolizan la fabricación de plumas de acero. En todo el mundo no hay más que diez y seis fábricas que se reparten las cuatro ciudades citadas. En ellas es donde la hoja de acero sufre las operaciones necesarias para convertirse en una buena pluma. La primera operación es el laminado en frío de las hojas, préviamente templadas en aceite para evitar las erosiones. En seguida se apoderan de ellas hábiles obreros, que las cortan por medio de una máquina de balancín. Esta operación exige dos condiciones indispensables: perfecta regularidad en el corte y perder la menor cantidad de metal posible. Después se marca la pluma, luego se la comprime para darle la elasticidad necesaria y, por último, se la da la forma de gotiera cilíndrica que todas tienen. Hirviéndolas en una solución de sosa se les quita la grasa y por medio de una máquina parecida á los tostadores de café, se las seca; una vez desengrasadas, en seguida se las pulimenta, haciéndolas girar durante cuarenta y ocho horas en barriles llenos de arena y esmeril húmedos muy finos. Unas 15.000 plumas pueden ser objeto de las operaciones indicadas en las veinticuatro horas.”
Fabricación de Plumas de Acero (II) - Manufacture of Steel PensFabricación de Plumas de Acero (IV) - Manufacture of Steel Pens
Fabricación de Plumas de Acero (V) - Manufacture of Steel Pens
Fabricación de Plumas de Acero (VI) - Manufacture of Steel Pens