José Joaquín Fernández de
Lizardi (1776-1827), conocido con el nombre de Pensador Mexicano, es aclamado
como el primer escritor de novela en la América española; fue fundador del
periódico liberal El Pensador que
dirigió entre 1812 y 1814; su reformismo, que él buscaba en cualquier
ámbito a través de los folletos que publicaba, iba en contra de lo que imperaba
en su época.
Ambientada en México,
capital de la Nueva España y sus alrededores, aunque nos llevará tan lejos como
a Manila, en las Filipinas, en El Periquillo Sarmiento nos encontramos con la
historia de un pícaro y su vida, desde los comienzos como escolar y su paso por
la universidad, hasta llegar a la cárcel, previo paso por el hospital, a la que
le llevan su afición al juego; este relato está contado en primera persona por
Pedro Sarmiento, viejo y moribundo, que pretender con él mostrar a sus hijos
los peligros que les acechan; fue publicado por entregas y se editó en tres
tomos en el año 1816.
Recopilamos algunas frases
que nos traen a la memoria el uso de las plumas, la buena letra, etc., etc.
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“… hombre de bien a toda
prueba, arrogante lector, famoso pendolista, aritmético diestro…”
“Y si esto era por lo tocante a leer, por lo que respecta a escribir, ¿qué tal sería? Tantito peor, y no podía ser de otra suerte; porque sobre cimientos falsos no se levantan jamás fábricas firmes.
Es verdad que tenía su tintura en aquella parte de
la escritura que se llama caligrafía, porque sabía lo que eran trazos, finales,
perfiles, distancias, proporciones, etc.; en una palabra, pintaba muy bonitas
letras; pero en esto de ortografía no había nada.”
“Pero el infeliz hombre erró de medio a medio la
colocación de los caracteres ortográficos, según que lo tenía de costumbre, y
escribió un desatino endemoniado y digno de una mordaza,…“