“LOS EXPERIMENTOS SE HACEN CON GASEOSA”
Antes de tener que realizar ésta o cualquier otra reparación sobre una pieza antigua, es conveniente probar con materiales que no tengan valor, ya que una mala actuación podría llevar a la pérdida de valor de la estilográfica, e incluso en algunos casos, al deterioro total de dicha pieza. Aunque sean de nuestra propiedad, debemos recordar que con cada estilográfica antigua que se pierde, perdemos TODOS un trozo de nuestra historia y como reparadores, amantes y coleccionistas que somos, debemos cuidar que ese patrimonio se conserve a lo largo del tiempo.
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El alimentador debe estar en contacto ligeramente con el plumín. Del exceso o defecto de ese contacto entre ambas piezas resultarán dificultades en el perfecto flujo de la tinta. Una forma de comprobar éste contacto consiste en pasar un papel normal o mejor un trozo de pelicula fotografica entre el alimentador y el plumín.
1.- Si podemos pasarlo con pocas dificultades, podemos dar por seguro que el flujo de tinta será bueno.
2.- Si el paso del papel no cuesta trabajo, el contacto entre alimentador y plumín es demasiado poco, por lo cual podemos tener un exceso de flujo.
Actuación: calentar un poco el alimentador –por ejemplo, con un secador de pelo ya que el uso de una llama puede plantear graves inconvenientes y no se debería usar si no se es un experimentado reparador- para hacerlo más flexible, y poniendo el plumín sobre una superficie dura, apretar ligeramente el alimentador para favorecer el contacto con el plumín; podemos esperar a que enfríe manteniendo la presión, o si no lo metemos en agua rápidamente.
3.- Si por el contrario nos cuesta mucho o incluso no podemos, es señal de exceso de presión en ese contacto y por tanto tendríamos un flujo restringido o nulo.
Actuación: calentar un poco el alimentador –por ejemplo, con un secador de pelo ya que el uso de una llama puede plantear graves inconvenientes y no se debería usar si no se es un experimentado reparador- para hacerlo más flexible, y apretamos el plumín ligeramente en dirección al alimentador para favorecer la separación del plumín; podemos esperar a que enfríe manteniendo la presión, o si no lo metemos en agua rápidamente.
Después solo nos queda hacer las pruebas pertinentes para asegurarnos del correcto flujo de tinta, y en caso contrario volver a repetir el proceso. Generalmente, la experiencia nos hace ir “cogiendo el punto”, y una vez dominada la actuación a seguir, pocas veces tendremos que repetir la operación.